Amanece con mal tiempo, cubierto, incluso llega a llover un poco mientras recogemos y hacemos de nuevo las mochilas. Desayunamos en el Camping Anphubel de Täsch, donde estamos hospedamos. Salimos de Täsch de nuevo camino, sin prisa, del valle del Saastal, para parar en Saas-Grud, pueblo antes de llegar a Saas-Fee. Pero casi que llegamos demasiado tarde. Es verdad que en el día de hoy no hay esfuerzo salvo el que el teleférico tiene que hacer para subirnos al Refugio Hohsaas, y por ello no tenemos prisa, no madrugamos. Cosa que nos hace llegar entre las 12 y las 13 horas al pueblo. Volvemos a pasar por la Cafetería La Cabane, que nos echa pronto por que cierra a las 12 para comer.
Cerca de allí tenemos el teleférico o más bien telecabina que nos acerca a las alturas bajo el Weissmies, a Hohsaas. Éste queda cerca de la carretera principal que atraviesa el pueblo, a la izquierda según entras. Cerca de la puerta del parking del mismo, paramos buscando un sitio donde aparcar sin que sea el caro parking de telecabina. Y justo antes de llegar, a la derecha, hay un parking la mitad de barato que es propiedad de la tienda de deportes que hay cerca… pero al ir a la tienda ya ha cerrado para comer (igual que la cafetería) con lo que al final aparcamos en el pequeño (parece que lo están ampliando) y abarrotado parking del telecabina… que se le va a hacer.
El tiempo hoy aquí abajo es más soleado, casi caluroso, pero a medida que pasaran las horas, el vientecillo de las térmicas y las nubes harán acto de presencia (que no han desaparecido en ningún momento) y seguirán impidiéndonos admirar totalmente el magnífico paisaje alpino. Son entre las 12 y las 12:30 cuando subimos al telecabina cuando nos rehacemos las mochilas en el coche y cogemos todo lo imprescindible. En el telecabina no hay tanta gente como en los de Zermat, este valle está a la sombra del Mattertal, pero no quita que tenga su clientela sin agobios ni abarrotar el lugar. Está bien, mejor. En la subida al Hohsaas por el telecabina, en una estación intermedia, Kreurzboden (2.398 mts.), dejamos el que viene del pueblo y cogemos otro que gira un poco a la derecha, y éste, finalmente, nos deja a 3.101 mts. de altitud.
A esta altura, como siempre, el paisaje hacia la montaña es desolador: rocas, pedregales, fresco… pero a pocos metros a la derecha descubrimos una construcción plana con una especie de cúpula de cristal delante, en su terraza: es un gran restaurante amplio con grandes ventanales con vistas a los glaciares y ascenso a nuestro objetivo, el Weissmies. Debajo del restaurante, por unas escaleras están las habitaciones, baño y habitación para dejar los hierros con un cartel que pone “pantuflas”, donde puedes quitarte las botas y ponerte las chanclas o cross. Nos enseñan las literas donde dormiremos, es como un refugio de montaña, con aspecto más nuevo y cuidado.
De repente en la sala de las “pantuflas”, mientras dejo los crampones, casco, cuerda, piolets… descubro que la bolsa de los mosquetones, cintas, descensor, arnés… no la tengo ¡Me lo he dejado en el coche! Y sin este material no puedo subir al pico de forma segura y menos asegurar o encordarme con Jordi. Se lo comento a Francesc y a Jordi; Francesc dice que busque bien, pero sigo sin encontrarlo, es verdad que tengo ese material en una bolsa concreta y no tengo el recuerdo de haber manipulado o sacado esa bolsa esta mañana en el parking de abajo. Seguramente si bajo al parking, tendré que pagar otro billete para subir y bajar mañana, con lo cual le digo al Jordi (que irá encordado conmigo) que podemos pagar el ticket a medias, y me dice que ningún problema.
Con lo que con “pantuflas” puestas me acerco al telecabina y bajo solo al parking del mismo telecabina de Saas-Grund. Sin perder tiempo; al mediodía tengo que estar arriba para comer. El camino del telecabina se hace largo si vas solo. Cruzo rápido y sin pensar la estación de Kreurzboden (2.398 mts.) para cambiar de dirección y telecabina. Y por fin llego al final o principio del telecabina. Llego al coche y ahí estaba la bolsa con el material de escalada. Lo cojo todo y vuelvo a la taquilla/información para explicarles mi caso a ver si me dejan subir sin pagar otro ticket. Nada. A pagar (52 €) y a subir corriendo y solo de nuevo. En la bajada el viento a medio valle comenzaba a arreciar… a ver si ahora van a cerrar el telecabina y me quedo abajo… pero no, subo de nuevo hasta Hohsaas.
Los compañeros ya están acoplados en una mesa del restaurante y pedimos algo para comer. Las vistas con esos grandes ventanales desde el refugio son impactantes, es como estar fuera. Observamos parte de la subida al Weissmies por el partido glaciar con la huella de subida muy clara y definida. Por ahí hay que subir. Es un blanco glaciar en altura, que llegado a un punto precipita casi vertical, para seguir por un plano valle, y sigue éste mismo valle abajo hasta desaparecer o acabar decenas de metros después. También el resto del valle de Saas, con el macizo de Mischabel, que ahora está todo cubierto e invisible a nuestra vista, solo vemos las terminaciones de los glaciares que bajan de ellas, y de mitad del valle para abajo… espero que mañana haga mejor tiempo y podamos ver todo este increíble paisaje. Según la predicción meteorológica, hará mal tiempo y viento, hasta mañana a mitad de mañana, con lo que espero el ascenso o al menos el clima, lo tenemos asegurado.
Después de comer nos acercamos a la terraza y en la cúpula de cristal reconocemos a un grupo que acaba de llegar: son los murcianos. Hoy han intentado el pico que queda al norte del Weissmies, el Lagginhorn, pero se quedaron a 45 minutos de la cima a causa del fuerte y frio viento. Vieron bajar a uno lleno de escarcha diciendo que arriba no se puede estar… Entablo conversación con Amadeo y saludo al resto. Es muy agradable entablar conversación con montañeros, sobre todo aquellos que comienzan, descubren un “mundo nuevo” y les explicas tus vivencias y experiencias. Buena gente. Les digo que soy de Almoradí, y ya sabéis lo cerca que está de Murcia y la conexión con ellos; y en un resumen muy resumido, la “historia y vida” mía con el Centro Excursionista Almoradí y la montaña, antes de venirme a Barcelona.
Parece que no, pero al final casi todas las habitaciones y camas se llenan; pero también parece que hay todo tipo de gente que van a hacer cualquier actividad que no sea de alta montaña… parere que hay un recorrido, que no es ascender a ninguna de las cimas cercanas, para hacer por estos lares. Esta vez sí que dormiré. Francesc se pasa el tiempo escuchando o la radio o algún tipo de podcast grabado, antes de dormirse. Para mañana de nuevo tenemos que escoger hora para el desayuno, y de nuevo escogemos la hora más temprana posible: las 3:30 horas de la mañana. Aunque vaya solo con Jordi y seguramente la marcha será más rápida, por la experiencia que tiene Jordi, por si nos encontramos cualquier obstáculo o contratiempo en el ataque, mejor que nos sobre tiempo que no que nos falte.











